Con este, comienza una seria de 4 artículos
en los que voy a hablar de la educación. De la relación alumno – profesor o
padre – hijo.
Nunca dejamos de aprender en la vida, nos
encontramos en un proceso de cambio continuo cuyo motor es la educación y el
aprendizaje. Este proceso lo podemos hacer sólo (autodidacta) o guiados por un
mentor (profesor).
Quiero destacar el papel que tiene el mentor
dentro del desarrollo personal de otra persona a la cual enseña. La persona que
enseña, el docente, no solo tiene importancia por elegir los contenidos y los
procedimientos que el discente va a adquirir. Si no lo que para mí es
fundamental, va a condicionar la actitud que tenga este alumno hacia el
aprendizaje y el auto concepto que tenga de sí mismo.
Lo que padre – profesor, esperamos de los
hijos – niños tiende a cumplirse. Este sería el resumen breve del Efecto Pigmalión.
Cuenta una leyenda mitológica griega que el rey Pigmalión
esculpió una estatua con la figura ideal de la mujer. A Pigmalión le gustó
tanto su obra que quiso que se convirtiera en un ser real. El deseo fue muy
fuerte e hizo todo lo que pudo para conseguirlo. Pidió ayuda a Venus Afrodita,
la diosa del amor, la cual colaboró en que su sueño se hiciera realidad. Así
nació Galatea, su mujer ideal.
Esto trasladado a la educación,
nos asegura que las expectativas o creencias que tengamos sobre la persona que
vamos a formar, son las que al final se cumplirán. Esto se puede cumplir en el
sentido positivo como en sentido negativo.
Por ejemplo, un profesor que
considere que un alumno suyo se le dé bien las matemáticas, se encontrará
motivado a practicar con dicho alumno todos los problemas que sea necesario, y
su relación estará repleta de refuerzos positivos y de confianza. A la vez que
el alumno encontrará gratificante realizar esta práctica ya que es una
actividad en la que él ve que destaca.
Por el contrario si un padre
piensa que su hijo es incapaz de dominar X deporte, no le dedicará el tiempo
suficiente a su hijo para dominarlo, y su hijo será reacio a pasar las horas
suficientes a practicando ese deporte, hasta dominarlo.
En mis años de experiencia
formando a personas de diferentes edades y en entornos muy distintos (educación
reglada, deporte, ámbito empresarial,…) este sin duda es uno de los efectos que
mejores resultados garantiza, sin duda alguna.
A continuación os dejo un video
que explica el Efecto Pigmalión de forma muy acertada.
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