domingo, 27 de octubre de 2013

TANTA ESPERA ME ESTA MATANDO

Que mal llevamos lo de tener que esperar. Todavía no tenemos claro que las cosas llegan cuando llegan. En muchas ocasiones no podemos hacer nada para acelerar el desenlace.

Da lo mismo la edad que tengamos, que queremos las cosas y la queremos ya. No os engañéis. Van pasando los años y lo único que cambia es nuestro pudor, ahora nos daría vergüenza lanzarnos al suelo a patalear como cuando éramos niños para que nos dieran eso que tanto ansiábamos, y que no nos hicieran esperar ni un segundo más.


El ser humano lleva mal la espera, pero sobre todo llevamos mal la incertidumbre. El no saber que va a pasar nos mata, nos pone nervioso y muchas veces nos atemoriza, nos da miedo.

Este comportamiento se presenta en todos nosotros, de hecho hay un estudio en la Universidad de Maaschtrich que refleja este hecho. El estudio se produjo sobre 20 personas, a las cuales las iban a someter a descargas eléctricas intensas. A la muestra se le dividió en dos grupos. A uno simplemente le dijeron que iban a sufrir 20 descargas intensas, mientras que al otro grupo le dijeron que la mayoría de las descargas serían suaves pero que habría otras más intensas.  No les comentaron cuando sufrirían cada una.

Cuando terminaron de someter a todos los participantes a las descargas se comprobó que la frecuencia cardiaca y la sudoración del grupo que no sabía cuando iban a sufrir las descargas intensas, fue mucho más elevada que el grupo que le dijeron que todas iban a ser intensas.

A este grupo de personas la incertidumbre por saber cuándo vendría la “mala noticia” (la descarga intensa) les causo una alteración en el ritmo cardiaco y en la sudoración.

Así somos, preferimos tener todo bajo control. Queremos que lo que vaya a suceder que suceda ya. O como mucho, que nos adelante el final de nuestra intriga, que nos cuenten a ciencia cierta que nos va a suceder. Nos mata que va a hacer el futuro con nosotros, incluso preferimos tener una mala noticia pero saber que es cierta, que tener la posibilidad de tener una buena noticia, pero no saber exactamente lo que es.

Pues las últimas líneas de este post, vengo a reivindicar a la intriga, a la incertidumbre, al esperar, el no saber si lo que estás haciendo vale para algo. Quiero apoyar a aquellos que le gustan que la vida le sorprenda, aunque no sea siempre para bien. Deberíamos hacer un monumento a aquellos padres que hoy en día no quieren saber el sexo de un bebe hasta que nazca, simplemente porque le gusta vivir con la intriga.

Vivir con la intriga… sí, eso es lo que debemos aprender. Tenemos que ser capaz de buscar el disfrute al esperar. Conseguir apreciar los momentos anteriores a la noticia final. Hay que entender que cada momento de espera forma parte de aquello que va a suceder, y ser capaz de diferenciar lo que está en nuestra mano y lo que no. Y sinceramente, hay que conseguir el no preocuparnos por lo que no está en nuestra mano, porque no vale absolutamente de nada.

Si me permitís, os cuento que hago yo en los “momentos de espera”… Me intento olvidar de esta haciendo cosas que si están en mi mano, aunque esté relacionado con otra actividad que nada tenga que ver con la que estamos esperando.


¿Y tú? ¿Tienes alguna táctica para llevar mejor la espera? Se aceptan ideas.

domingo, 20 de octubre de 2013

HOY ES EL MEJOR DE LOS DIAS

Le estoy cogiendo gusto a esto de acercaros textos. Hace unas semanas os recordé un gran poema de Neruda. Hoy os muestro un fragmento literario de Mario Benedetti. Me gustaría poder añadir algo más, pero lo único que haría sería estropear el momento. ¡Disfrutad!



Esta mañana desperté emocionado
con todas las cosas que tengo que hacer
antes que el reloj sonara.
Tengo responsabilidades que cumplir hoy. Soy importante.
Mi trabajo es escoger qué clase de día voy a tener.
Hoy puedo quejarme porque el día esta lluvioso
o puedo dar gracias porque las plantas están siendo regadas.
Hoy me puedo sentir triste porque no tengo más dinero
o puedo estar contento que mis finanzas me empujan
a planear mis compras con inteligencia.
Hoy puedo quejarme de mi salud
o puedo regocijarme de que estoy vivo.
Hoy puedo lamentarme de todo
lo que mis padres no me dieron mientras estaba creciendo
o puedo sentirme agradecido de que me permitieran haber nacido.
Hoy puedo llorar porque las rosas tienen espinas
o puedo celebrar que las espinas tienen rosas.
Hoy puedo autocompadecerme por no tener muchos amigos
o puedo emocionarme y embarcarme en la aventura de descubrir nuevas relaciones.
Hoy puedo quejarme porque tengo que ir a trabajar
o puedo gritar de alegría porque tengo un trabajo.
Hoy puedo quejarme porque tengo que ir a la escuela
o puedo abrir mi mente enérgicamente
y llenarla con nuevos y ricos conocimientos.
Hoy puedo murmurar amargamente porque tengo que hacer las labores del hogar
o puedo sentirme honrado porque tengo un techo para mi mente y cuerpo .
Hoy el día se presenta ante mi esperando a que yo le de forma y aquí estoy, soy el escultor.
Lo que suceda hoy depende de mi, yo debo escoger qué tipo de día voy a tener.
Que tengas un gran día… a menos que tengas otros planes.

Mario Benedetti

domingo, 13 de octubre de 2013

JUEGO, LUEGO EXISTO

Empecemos por el principio, en tu nacimiento. Supongo, que como todos los demás no recordaras nada de tus primeros momentos. Pero piensa, ¿cuáles son tus primeros recuerdo?, ¿tu recuerdo más antiguo?

Seguramente es un  recuerdo feliz. Pero eso es muy fácil, cuando somos unos niños todo es felicidad, no hay obligaciones ni preocupaciones, te pasas todo el día jugando.



Pues bien, yo no creo que de pequeños seamos felices simplemente porque no tenemos preocupaciones ni obligaciones. Creo que gran culpa de todo esto, lo tiene a que dedicamos la mayor parte de nuestro tiempo, que es a jugar.

Para mi jugar es imprescindible. De hecho intento jugar 16 horas al día (hay 8 que duermo), y tengo que confesar que alguna vez no lo consigo, pero ese día me prometo a mi mismo que va a ser el último que me pase eso.

En la actualidad hay muchas personas que no entiende o no conocen la definición del juego. No me refiero a la que viene en la RAE, porque con esa definición lógicamente los adultos no entendemos nada sobre el juego.

El juego es una actividad recreativa la cual tiene finalidad en sí misma, que está sometido a reglas.
Esta definición hay dos partes muy importantes:
-         Actividad recreativa: es decir que lo haces por diversión y que nadie te obliga a ello. Si no hay diversión no hay juego.
-        Finalidad en sí misma: no la efectúas con ningún objetivo en especial. No hay intereses ocultos. La realizas porque te gusta, y no esperas con ella llegar a algo más, ni que te acerque a un objetivo mayor.

Además de resaltar estas dos partes de la definición quería resaltar dos cualidades primordiales del juego:
-   La concentración: cuando juegas, y el juego merece la pena, todos tus sentidos están centrados en esa actividad, es dar lo mejor de ti en ese momento.
-    Evasión: la concentración hace que te evadas de la vida real, en el momento del juego no existe nada más que el momento presente, el AQUÍ y el AHORA.

Estoy convencido, que si a los niños les quitamos el juego empezarían a tener preocupaciones y problemas. O si quieres verlo de esta manera, si los adultos jugáramos más tendríamos menos complicaciones y menos problemas.

Mi argumentación se puede debatir con mil razones: “la vida es dura, no hay sitio para la diversión” “como me voy a divertir si trabajo 12 horas al día”… y muchas afirmaciones que hoy día las tomamos como verdades universales. A todas estas personas les animarían a que buscaran un hueco un día para jugar, a lo mejor el trabajo es un buen momento. Y no me refiero a jugar a un deporte. No. Me refiero a “enredar”, a investigar, a curiosear, en definitiva a jugar como un niño… Quien sabe a lo mejor se lleva una sorpresa, y por un instante sus preocupaciones se alejan.


Por suerte, no soy el único que piensa de esta manera. Uno de los creadores de un formato televisivo (el Hormiguero) que más éxito ha tenido en los últimos años le da también mucha importancia al juego, de hecho en su programa esa una sucesión de juegos. Os dejo una reflexión de PabloMotos (pincha en el enlace) que hace sobre el juego. No tiene desperdicio.

domingo, 6 de octubre de 2013

DESCONECTA Y DISFRUTA

Enumeremos: móvil personal, móvil del trabajo, tablet, portátil, televisión,… todas estos aparatos electrónicos están a nuestro alcance en nuestro día a día.

Todas ellos son utensilios valiosísimos, y nos ahorran en nuestro trabajo una cantidad enorme de tiempo. Gracias a estas cosas podemos ser mucho más eficientes en nuestras funciones, y nos deja un montón de tiempo libre. ¿Pero tiempo libre para qué? El sentido común me diría que ese tiempo es para gastarlo disfrutando de los tuyos. Pues bien la realidad es otra bien distinta,  este tiempo extra lo volvemos a utilizar en esos mismos objetos y no disfrutar de lo que nos rodea.



Me chirría enormemente ver a un grupo de personas que están juntas y que en lugar de interactuar entre ellas, están hablando con otras personas a través del móvil. O lo que es mucho peor, están hablando entre ellas pero a través del móvil. Supongo que alguna vez lo habéis vivido.

No me imagino ni mi vida personal, ni mi vida profesional sin estos elementos electrónicos tan útiles. Pero tenemos que utilizarlos con un poco de raciocinio. Nuestra prioridad diaria no se la podemos dar a las cosas que están pasando a mucha distancia de nosotros. No podemos etiquetar de importante a todo lo que suene con una alerta a nuestro alrededor. Ya que por suerte, casi nada de esos sonidos te indica lo importante y no te deja que inviertas el 100% de tu atención a lo que está pasando en tus mismas narices.

Es buenísimo estar conectado, y que tengas infinita información a alcance de un botón, pero igual de bueno es estar desconectado y que solo te puedas centrar en el momento presente y en el entorno que forma todo eso que ves en este instante.

No dejes que tú día a día este llena de interrupciones que te producen los elementos electrónicos. Están para ayudarnos y no para generarnos tantos estímulos externos que haga que nuestra atención se disipe y descuidemos lo más importante, que es la gente que queremos y que suele ser, generalmente, la que nos rodea.


Acepta un humilde consejo. Deja de estar tan conectado a cosas que pasan muy lejos de ti y sácale todo el jugo a lo que pasa a tu lado. Disfruta del vídeo.