Me voy a animar empezando con una afirmación
taxativa (por lo menos a mi juicio):
“Sin desarrollo personal, no existe el
desarrollo profesional”
Para conseguir ser un profesional más
valorado, para llegar a ser ese profesional 2.0, solo hay un camino, conseguir
una versión mejorada de tu dimensión personal.
Si nosotros no entendemos primero que la vida
es un proceso de mejora continuo, no nos desarrollaremos personalmente, nos
estancaremos, no buscaremos estímulos que nos hagan mejorar, porque no le
encontraremos ninguna utilidad. Esto se
puede trasladar a la vida profesional.
Si no creemos en la evolución de aptitudes, no podremos justificar una
formación continua en tu terreno profesional.
Dejemos las cosas claras. En la situación
actual solo hay una manera de garantizarte un futuro laboral, y es la formación
continua tanto en el desarrollo personal como en el profesional.
La formación no solo se consigue a través de
estudios reglados, o con libros, o por medio de búsquedas en internet. Hay
otros muchos métodos, y sobre todo para mí hay uno muy importante, ¡qué
demonios!, el más importante: LA CONVERSACIÓN.
La conversación, es un intercambio profundo de información bidireccional
entre dos personas. Es un medio mucho más efectivo que leer cualquier libro, ya
que además de recibir el mensaje, puedes percibir lo que rodea a éste: la
entonación, la intensidad, el lenguaje corporal,… que en muchas ocasiones aportan más
información que el mensaje mismo.
Evidentemente, para que una conversación sea
enriquecedora, los que intervienen en ella tienen que mostrar interés por el
intercambio profundo, otra vez la
dichosa palabrita, de ideas. Deben mantener un doble papel, el de transmisor de
una idea a través del mensaje. Y en otros momentos el de receptor de una idea
practicando la escucha reflexiva.
Hablamos mucho, muchísimo. Constantemente
estamos emitiendo por nuestras bocas palabras, y por desgracia esas palabras
llegan a otros oídos. Pero en este proceso no hay profundidad, no hay un
mensaje en el que se incorporen ideas que aporten valor.
Pero conversar, es otro concepto. Es muy
parecido a hablar, pero regularmente hay un intercambio de información valiosa
entre los interlocutores. Esto no tiene precio. Yo he aprendido mucho más en
conversaciones que en toda mi vida académica.
Un estudiante universitario, para aprobar una
asignatura valorada en “X créditos”, invierte un número importantísimo de
horas. Y por desgracia, ese mismo alumno no invierte una decima parte de ese
tiempo a crear un entorno que favorezca una conversación enriquecedora con otra
persona. En la que se busque un punto de encuentro entre los dos
interlocutores, y que sin duda ayudara a su aprendizaje y a su desarrollo
personal. Y por cierto, para iniciar una conversación no hay que pagar tasas,
mientras que para los cursos universitarios sí.
A continuación os dejo un video, de lo que es
una conversación y la cantidad de información valiosa que se puede sacar de
ella. Y sin duda, son dos personajes que tienen poco que ver el uno con el
otro:
En el tiempo que dura la conversación se
tocan temas muy interesantes: la pasión, la juventud, el liderazgo, y sobre
todo, el juego (¡ojala nunca dejáramos de jugar!).
Os invito a que miréis a vuestro alrededor
con detenimiento. Seguro que os rodean muchas personas de las que podéis
aprender. Acercaros, conversar y
disfrutar, y sin daros cuenta aparecerá una versión tuya 2.0., tanto personal como profesional.
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