domingo, 13 de enero de 2013

DIPLOMADO EN CONVERSACIÓN


Me voy a animar empezando con una afirmación taxativa (por lo menos a mi juicio):
“Sin desarrollo personal, no existe el desarrollo profesional”

Para conseguir ser un profesional más valorado, para llegar a ser ese profesional 2.0, solo hay un camino, conseguir una versión mejorada de tu dimensión personal.

Si nosotros no entendemos primero que la vida es un proceso de mejora continuo, no nos desarrollaremos personalmente, nos estancaremos, no buscaremos estímulos que nos hagan mejorar, porque no le encontraremos ninguna utilidad.  Esto se puede trasladar a la vida profesional.  Si no creemos en la evolución de aptitudes, no podremos justificar una formación continua en tu terreno profesional.

Dejemos las cosas claras. En la situación actual solo hay una manera de garantizarte un futuro laboral, y es la formación continua tanto en el desarrollo personal como en el profesional.

La formación no solo se consigue a través de estudios reglados, o con libros, o por medio de búsquedas en internet. Hay otros muchos métodos, y sobre todo para mí hay uno muy importante, ¡qué demonios!, el más importante: LA CONVERSACIÓN.

La conversación, es un intercambio profundo de información bidireccional entre dos personas. Es un medio mucho más efectivo que leer cualquier libro, ya que además de recibir el mensaje, puedes percibir lo que rodea a éste: la entonación, la intensidad, el lenguaje corporal,…  que en muchas ocasiones aportan más información que el mensaje mismo.

Evidentemente, para que una conversación sea enriquecedora, los que intervienen en ella tienen que mostrar interés por el intercambio profundo, otra vez la dichosa palabrita, de ideas. Deben mantener un doble papel, el de transmisor de una idea a través del mensaje. Y en otros momentos el de receptor de una idea practicando la escucha reflexiva.

Hablamos mucho, muchísimo. Constantemente estamos emitiendo por nuestras bocas palabras, y por desgracia esas palabras llegan a otros oídos. Pero en este proceso no hay profundidad, no hay un mensaje en el que se incorporen ideas que aporten valor.

Pero conversar, es otro concepto. Es muy parecido a hablar, pero regularmente hay un intercambio de información valiosa entre los interlocutores. Esto no tiene precio. Yo he aprendido mucho más en conversaciones que en toda mi vida académica.

Un estudiante universitario, para aprobar una asignatura valorada en “X créditos”, invierte un número importantísimo de horas. Y por desgracia, ese mismo alumno no invierte una decima parte de ese tiempo a crear un entorno que favorezca una conversación enriquecedora con otra persona. En la que se busque un punto de encuentro entre los dos interlocutores, y que sin duda ayudara a su aprendizaje y a su desarrollo personal. Y por cierto, para iniciar una conversación no hay que pagar tasas, mientras que para los cursos universitarios sí.


A continuación os dejo un video, de lo que es una conversación y la cantidad de información valiosa que se puede sacar de ella. Y sin duda, son dos personajes que tienen poco que ver el uno con el otro:




En el tiempo que dura la conversación se tocan temas muy interesantes: la pasión, la juventud, el liderazgo, y sobre todo, el juego (¡ojala nunca dejáramos de jugar!).

Os invito a que miréis a vuestro alrededor con detenimiento. Seguro que os rodean muchas personas de las que podéis aprender.  Acercaros, conversar y disfrutar, y sin daros cuenta aparecerá una versión tuya 2.0., tanto personal como profesional.

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