Esta vez empiezo con una frase que he leído hace
poco, y me ha hecho reflexionar:
“Más que
apasionarnos con nuestra profesión,
deberíamos profesionalizar
nuestra pasión”.
Arturo Pérez- Reverte
Chapó. Estoy totalmente de acuerdo. En los
últimos tiempos nos hemos preocupado de que nuestro trabajo nos guste, que de
realmente trabajar en aquello que nos apasiona. Este es el verdadero problema
de la sociedad actual. Nos hemos preocupado más de encajar en los trabajos que
se quedan libres, que de ver que nos gusta hacer y convertirlo en un nuestro
trabajo.
Pero como este blog intenta ser sobre todo
práctico, vamos al inicio. A cuando somos niños, es ahí donde podemos incidir
con mejores resultados.
Cuando somos niños (no estamos “intoxicados”
por la sociedad) siempre mostramos interés por algún tipo de actividad en
concreto. Nos pasamos la mayor parte de tiempo haciendo “algo”, que casualmente
nos diferencia de los demás. Ese “algo” es nuestro elemento (concepto de Ken
Robinson), es el entorno donde nos encontramos cómodo, en la que dedicamos la
mayor parte del tiempo al proceso ensayo – error, que sin duda es lo que
garantice nuestro aprendizaje.
Cuando somos pequeños, no sabemos fingir, no
ocultamos nuestros gustos. Cuando un niño comienza el colegio, en seguida
podemos decir quién es esa niña que le hace “tilín”. Cuando un niño tiene un
hermano recién nacido, en seguida nos muestra si tiene celos o no, del recién llegado.
Pues lo mismo pasa con su pasión y con su
elemento. Si sabemos mirar, nos lo mostrará. Si dedicamos tiempo a estar con
ellos (y no a mandar sobre ellos), y a disfrutar con ellos, nos indicaran su
camino. Y es ahí donde les tenemos que apoyar.
Otros padres, no se atreven a aventurar lo
que van a ser sus hijos. Pero si dicen que sus hijos no le van a dejar o
estudiar tal cosa, o trabajar de otra cosa. ¡Otro error!
No puedes elegir la vida de los niños, es su
vida, no la tuya. Lo que si tenemos que hacer es acompañarle en su camino, y
hacer que su entorno sea lo más propicio para desarrollar su pasión.
Esto no significa que ellos elijan en todo
momento lo que quieren hacer. Evidentemente eso no puede ser. Pero si tenemos
que pasar tiempo con ellos realizando lo que a ellos le gusta, y elegir ese
medio para transmitirle los valores que queremos que tengan como persona, que
es lo que si podemos y debemos incidir. Y seguramente si seguimos estos pasos,
en un gran número de casos tendrá mucho que ver lo que será de mayor el niño,
con lo que su padre se habían imaginado. ¿Y con el resto de los casos que pasa?
Pues que seguramente, superará las expectativas.
Para aclarar este aspecto, como siempre, os
dejo un video. En esta ocasión, el video es de Ken Robinson. Un especialista en
educación y sobre todo de creatividad. El
video nos explica un caso real de un niño que tenía una pasión y su madre…
mejor ve el video y sabes el final.
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