Deberíamos mirar más a nuestro alrededor. En
la vida vamos caminando rápidamente de un lugar a otro sin saber si alguien nos
sigue, si alguien nos acompaña, y lo que es peor, sin saber si alguien nos
guía.
No hay nada perpetuo, continuamente nos
enfrentamos a cambios y a retos. ¡Y qué sensación! cuando encontramos a los
pies del reto intentando medir nuestras cualidades, para saber si con ellas
podremos superarlo.
En este análisis, cualidades vs dificultades,
nos surge multitud de sensaciones. Unas tendremos suerte y serán positivas, lo
que impulsaran nuestros puntos fuertes y al reto no le quedará más remedio que
doblegarse y dejarnos, muy respetuosamente, que pasemos por encima.
Pero por desgracia, otras veces en el
análisis no tendremos tanta suerte, y se apoderará de nosotros las sensaciones
negativas, en forma de miedos, reproches y de incapacidad. Se nos olvidará todo
aquello que un día hicimos bien, y nos colocaremos en una posición donde el
reto parecerá que sufre de “gigantismo”, lo que nos llevará a la parálisis y,
si no lo remediamos, al abandono.
Tranquilos, hay un as en la manga. La buena
suerte nos acompaña. No estamos solos. Si sabemos mirar bien, encontraremos a
personas que nos tienden su mano, que durante todo nuestro camino nos acompaña
y cuando lo necesitamos darán un paso adelante para guiarnos ante la adversidad.
Personas que saben perfectamente cuáles son nuestras cualidades, que nos han
visto en otras ocasiones ofrecer un rendimiento espectacular. O a lo mejor, no
lo saben también, pero si intuyen de lo que somos capaces.
Si nos enfrentamos a los retos con humildad y
aprendemos a escuchar y a observar, “estos guías” nos aparecerán sin duda, en
forma de padre, amigo, maestro, jefe,… y nos impulsaran. Es inmensamente
gratificante cuando una persona nos mira fijamente a los ojos y nos dice que no
suframos, que somos capaces de hacer eso y mucho más, con la suficiente convicción
que en nuestro interior se crea un soporte en el que nos podemos impulsar para
llegar a cotas más altas.
Hoy quiero destacar el papel de estos guías,
si de los maestros, de los mentores o simplemente de los amigos. Esas personas
que han conseguido ver en nosotros ese potencial que nosotros nunca hemos
observado o que creemos que hemos perdido, y que gracias a ellos damos rienda suelta a todas esas cualidades que nos acompañan.
Es impresionante la sensación que te produce
contar con una persona que sabe que te acompaña en el reto que te planteas. Que
esta siempre dispuesto a escucharte, sin valorarte. Con el que no tienes que
medir las palabras ni las formas que usas, ya que nunca va a malinterpretar lo
hablado. Que es capaz de observar con tranquilidad y análisis todas tus
actuaciones, y con autentica serenidad te puede dar un mensaje certero que
desmonte todo aquel castillo de falsas excusas que te creaste para no seguir
adelante.
Estas personas son esenciales en la vida, y
hay muchas más de la que nos creemos, la pena es que en la mayoría de las veces
con nuestra actitud las echamos de nuestras vidas.
A continuación os muestro un fragmento de una
película, La leyenda de Bagger Vance, donde queda muy claro a qué clase de
relación me refiero en el artículo.
Que placer es conocer a personas así y que te
enseñen cosas que no olvidaras en la vida.
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