El día
tienen un problema. No sé qué le sucede. Pero tiene demasiada prisa. Sin darte
cuenta se va y no vuelve, vendrá otro, pero lamento decirte que no será igual.
Pero
hay una gran noticia, el día es lo suficientemente largo como para hacer todo
lo importante, todo lo que tiene un valor significativo para nuestra vida. Ya
sé lo que estas pensando… que tienes muchas cosas importantes que no puedes realizar al cabo del día, muchos
asuntos que tienes que atender con
urgencia, y que vas siempre con la lengua fuera.
Y
tienes razón, en tu opinión, tienes muchas cosas importantes y muchos asuntos
urgentes, de eso estoy convencidísimo, pero no te has parado a pensar
qué son cosas importantes y cuáles son urgentes:
-
Cosas urgentes: son cosas que necesitan atención inmediata, que
necesitan resolverse ahora, que normalmente actúan sobre nosotros. Como el
sonido del teléfono, que es urgente, que da lo mismo lo que estemos haciendo
que un porcentaje elevadísimo de veces lo cogemos urgentemente. Sobre lo
urgente reaccionamos.
-
Cosas importantes: son cosas que no tienen que ver con la atención
inmediata, tienen que ver con los resultados.
Realizan una aportación a nuestra misión, a nuestros valores, a nuestras metas de alta
prioridad. Son cosas que nos ayudan darle más significado a nuestra vida (o
proyecto). Lo importante requiere más
iniciativa, más proactividad de parte de las personas.
Nuestros
días, si no tenemos cuidado, se convierten en un tiempo en el que atendemos las
cosas urgentes, que a la larga no realizan ninguna aportación a nuestros
objetivos de vida, que no aportan nada a nuestro “resultado” de vida. Y no
dejamos tiempo para hacer las cosas importantes, las que facilitan que cuidemos
nuestras relaciones personales, las que consiguen que nuestros proyectos se
desarrollen correctamente, las que nos preparan para desarrollar nuestra
capacidad de análisis y que nos dejan percibir nuevas oportunidades para crecer
como persona.
La
primera persona que habla de estos conceptos es Stephen Covey, en su libro “Los
7 hábitos de la gente altamente efectiva”. Es un gran libro que os recomiendo.
Ahora
simplemente tenéis que diferenciar lo importante de lo urgente, y a disfrutar
de vuestro tiempo. Eso sí, para diferenciarlo tenéis que tener bien claro
vuestras creencias y vuestra escala de
valores.
Os dejo
un video, donde Covey hace un ejercicio muy interesante para demostrar lo
trascendental que es realizar “primero lo importante y después lo urgente”.
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