lunes, 23 de diciembre de 2013

AMAYA DISFRUTO DE SUS HERMOSAS VISTAS

En la sociedad actual hay un mal endémico, se abandona una cantidad de proyectos muy elevados, muchos de ellos antes de haberlos comenzado.

El problema, a mi juicio, reside en que tenemos una idea totalmente equivocada de lo que es un proyecto, o mejor dicho de cómo elegimos nuestro proyecto. Para muchos un proyecto es algo a lo que tienes que llegar o lo que quieres conseguir, es decir, que se ponen un objetivo o una meta que le satisfaga y empieza a trabajar para lograrlo.

No tengo nada en contra de ello, pero creo que a la hora de definir el proyecto nos quedamos cojos. Un proyecto no es solo eso a lo que pretendemos llegar, también lo forma todo aquellas cosas que tenemos y que debemos hacer para llegar a nuestra meta, y muy pocas veces pensamos en ellas. Y diría más, como percibimos estas cosas que tenemos que hacer es lo que va a definir si tendremos éxito o no en nuestro proyecto.

Supongo que habrás escuchado alguna vez la siguiente opinión: “Para llegar al objetivo hace falta trabajo, fuerza de voluntad y constancia”. Es totalmente cierta, pero estas tres cosas tienen connotaciones “duras”, es decir, a todo el mundo le cuesta ser trabajador, tener fuerza de voluntad y se constante, y quien diga que no, miente. Pero esto puede cambiar, si esas cosas que tenemos que hacer para lograr a nuestro objetivo (al fin de nuestro proyecto) nos encantan y nos apasionan. Cuando te diviertes y disfrutas con cada uno de los pasos que tienes que dar dentro de tu proyecto, el trabajo se convierte juego. La  constancia se convierte en repetición placentera y la voluntad se convierte en la razón de la despertarte cada día.


“Cuando encuentra lo que te gusta, la madrugada se convierte en día, el sábado se vuelve martes y un momento se vuelve una oportunidad”.


No podemos embarcarnos en proyecto en el que no disfrutemos del camino que este nos ofrece, hay metas que para llegar a ellas tenemos que realizar un viaje muy largo, y el problema es que las vistas que este nos proponen no nos agradan en ningún momento, por esto es lógico que a mitad de camino nos demos la vuelta y nos volvamos a casa. No hay trabajo, constancia y voluntad que pueda luchar contra viajes insufribles, por muy bueno o “suculento” que sea el destino final.

Todas las personas que han logrado grandes logros y hazañas en su vida, han sabido disfrutar del camino, tanto de las cosas que tenían que hacer, como del lugar donde debían hacerlas y de las personas con las que las hacían.

Te voy a destripar el final de la película, si te embarcas en un gran proyecto, del cual disfrutas, y lograr llevarlo a cabo, cuando te sientes después a recapacitar, lo que más contento te pondrá no es su consecución, no. Lo que más recordaras, es todo lo que tuviste que hacer, las personas que conociste por el camino, y en la persona que te has convertido gracias a esta experiencia, y si no me crees date el gusto de escuchar a cualquier protagonista de alguno gran proyecto.

Hoy te acerco el ejemplo de una de las mejores deportistas que ha dado nuestro país, y que la semana pasada se ha retirado, Amaya Valdemoro, sin duda un ejemplo como deportista, y como persona.




Aquí podéis ver todo lo que ha conseguido en su vida deportiva, y algunas de las declaraciones de su rueda de prensa. Pero para ella lo importante no eran sus logros, sino que cada semana tenía la ocasión de disfrutar metiendo una pelota dentro de un aro, y es lo que más va a echar de menos. Sin duda Amaya Valdemoro, ha sabido disfrutar de las hermosas vistas de su viaje. 




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