A lo largo de la vida te vas a
enfrentar a proyectos complejos en los que va a marcar la diferencia tu
tenacidad y tu fuerza de voluntad. Y esto no es tan fácil, ya que en nuestra
sociedad esta vendiéndonos
constantemente la imagen de que el éxito y la consecución de objetivos se
realizan con prontitud. Este mensaje, que recibimos de los medio de
comunicación está calando en nuestros cerebros y hace que las personas, cada
vez muestren menos fuerza de voluntad y que abandones sus metas al mínimo
escollo que se encuentran en el camino.
Es imprescindible tener fuerza de
voluntad para disfrutar de la vida y poder luchar por todo aquello que te
propongas. Si somos capaces de esperar nuestro momento y trabajar para ello
habrá pocas cosas que se os resistan.
Hoy os quiero acercar un experimento que
empezó hace 40 años y que dura hasta nuestros días, es uno de los experimentos
más completo de la conducta humana. Y trata de lo siguiente…
El
Doctor Walter Mischel, psicólogo de la Universidad de
Columbia, en la década de los 60 tuvo una genial idea: quería evaluar la
voluntad que tenían los niños y la incidencia que tenía está en su desarrollo
de su vida en edad adulta.
Para
demostrar esto, a Mischel, se le ocurrió proponer una prueba muy sencilla a
niños de 4 – 6 años. A estos niños se les llevaba a una habitación vacia. Simplemente
había una silla para sentarse, y una mesa. Un adulto al inicio de la prueba
estaría con el niño y le daría una chuche, y le decía que era suya y que se la
pudiera comer cuando quiera, pero que el iba abandonar la habitación y si no se
la comía hasta que volviera, él le daría otra chuche, entonces se podía comer
las dos.
El
adulto estaba fuera de la habitación durante 20 minutos, en los cuales los
niños decidían si le esperaban y así conseguiría otra chuche, o si las ganas de
comerse la chuche era más intenso que su fuerza de voluntad, por lo cual se
comia la primera chuche antes de que volviera.
Como
podéis ver en el video, hubo niños que esperaban y otros que se comían la
primera chuche.
Lo
interesante del experimento viene ahora, que son los resultados posteriores. A
los 10 años se volvieron a reunir a los niños del experimento y se comprobó que
los niños que fueron capaces de esperar para conseguir la segunda chuche, ahora
era adolescentes que obtenían significativamente mejores notas, tenían mayor
confianza en sí mismo y superaban mejor las frustraciones que aquellos niños
que fueron incapaces (o no quisieron) esperar para comerse la primera golosina.
Los
niños que no fueron capaces de controlarse y reprimir su instinto, diez años
después tampoco lo eran, afectando así sus resultados académicos y a su
relación con el entorno.
Pero no
queda ahí la caso. En edad adulta, los niños que “supieron esperar” estaban más
satisfechos con sus vidas, la relación con sus familias las calificaban como
más satisfactorias y sus trabajos, por lo general, les gustaba
significativamente.
La vida no es fácil, en ningún ámbito. Al final para conseguir algún
objetivo, vamos a tener que usar nuestra paciencia y nuestra fuerza de
voluntad. La voluntad se puede y se debe trabajar desde niño, porque
seguramente esto condicionara quien seamos de mayores.
Muy bueno el artículo, sobre todo en estos tiempos en los que tendemos a lo rápido, fácil y cómodo.
ResponderEliminarGracias por compartir tan acertada idea.
Hay un dicho que dice así, “Se cambia uno antes de religión que de hábitos” y estoy totalmente de acuerdo, y más cuando hoy mismo me cuestiono con una clienta si la quiero seguir tratando o no. En el mundo de la salud y la belleza, al cual yo me dedico y amo es muy frecuente buscar resultados inmediatos y fáciles de lograr a cualquier precio, sea como sea y si no, es que no funciona, o que el profesional no es valido.
ResponderEliminarPor este mismo motivo, mí forma de trabajar hoy en día aun no es muy entendida por muchas personas, mis resultados son lentos en su mayoría y dependen en un 90% de la voluntad y la constancia del cliente, lo cual muy pocos son los que llegan a conseguir sus objetivos fijados, ahora eso sí, aquellos que confían en mí y trabajamos unidos con constancia y voluntad los resultados son excelentes y lo mas gratificante, que son perdurables en el tiempo, y sabéis porque pues porque se consigue un cambio de hábitos, y eso no se consigue de la noche a la mañana, es como decía mi abuela, los pucheros María, requieren de poner la olla a fuego lento y bien temprano.
Es fundamental tener fuerza de voluntad en la vida. Son muchas las personas que viven en la zona de confort sin pensar en qué va a hacer con sus vidas, más que ir a trabajar de lunes a viernes y el fin de semana con la familia y amigos. ¿Pero qué hay de los proyectos? ¿Realmente el ser humano está aquí 100 años para trabajar así? La fuerza de voluntad implica el plantarse con un pensamiento suceda lo que suceda y luchar cada día por cambiar lo que no nos gusta.
ResponderEliminarJunto a la voluntad, hemos podido comprobar que va la paciencia. Hay que saber qué es lo que se quiere y ser conscientes de que lo que plantamos hoy no lo veremos mañana, nunca un proyecto se hace de la noche a la mañana, implica mucho esfuerzo y dedicación.
Por eso, invito a la gente a que emprenda, no por hobbie, sino porque es una forma de vida, es un viaje a Ítaca, lleno de experiencias, teniendo en cuenta que lo importante es el viaje, no la isla. Es en eso donde pienso que se enfocan las personas con mayor grado de paciencia, porque disfrutan el momento, cada paso, sin pensar en el caramelo que se van a meter en la boca, sino en el minuto que están viviendo.
Muy bueno el artículo. Muy significativo los resultados posteriores...
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