Me agotan los claxon. Es
constante su sonido en los semáforos. No puedo con las personas que no tienen
un mínimo de paciencia. Que sólo piensan en su día, y que cuando las cosas no
van como ellos esperan (o desean) se acuerda en seguida de la hipotética
inutilidad de los que le rodean. Esto se ve a diario en cada calle de las grandes
ciudades, y seguro que también ocurre en las ciudades no tan grandes.
Somos incapaces de comprender que
nuestra vida no solo va de nosotros. Las cosas son como son, no como nosotros
nos esperamos, así que deja de imaginar. ¡Cálmate! Y deja de pensar en ti a cada instante. Desciende
tu ritmo, mira a tu alrededor y observa lo que te ofrece la vida. No tengas
miedo, no estás perdiendo el tiempo, eso que se supone que tienes la obligación
de hacer seguro que puede esperar unos segundos más
.
No mires a la vida esperando que
te de eso que tú te has imaginado, que no sabemos muy bien nadie porque. Es más deja
de pensar en ti, al menos por un fragmento de tiempo. Piensa en los demás, y no
me refiero a que pienses en tu familia o a las personas a la que quieres. No, a
lo que me refiero es que pienses en las personas que te rodean a cada instante.
Que seas capaz de tener calma cuando la persona que está delante de ti en el
semáforo se retrasa en su salida, que a lo mejor es la misma que 300 metros más
adelante te deja bloqueado porque empieza a hacer unas maniobras de aparcamiento
interminables. En esa persona que no conoces de nada, es la que quiero que
pienses. Ten calma, no hace falta que tu irá caiga sobre ella.
“Aunque nada cambie, si yo
cambio, todo cambia”
Hondré
de Balzac
Debemos de ser capaces de ayudar
a la gente que nos encontramos en nuestro día a día, no podemos solamente ir
pasando por esta vida pensando en hacer más rápido y cuanto antes eso que a
nosotros nos interesa. Hay que intentar ponerse en la piel de los demás e
intentar echarles una mano, que seguramente para nosotros sea un gesto que no
nos lleve mucho esfuerzo.
Ceder el asiento, ayudar a cruzar
la calle a una persona, ceder el paso en una puerta,… y muchas otros actos que
no requieren mucho esfuerzo son trascendentales para que nuestro entorno
cambie, ¿y quién sabe?, a lo mejor los que nos rodean copian nuestro ejemplo.
Si prestamos atención, al cabo
del día encontraremos multitud de oportunidades para ayudar, y si no te lo
crees presta atención al vídeo.
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