Nos volvemos a ver. Hola ¿Sabes qué?
Ya me acostumbrado a tu presencia.
La verdad es que no recuerdo
cuando fue la primera vez que apareciste en mi vida. Pero tiene que ser desde
hace mucho tiempo, ya que me conoces muy bien. Solo tú eres capaz de darme donde
más me duele.
No recuerdo cuando te vi por
primera vez, pero recuerdo perfectamente cuando fui consciente de tu presencia.
Como olvidarlo. En un instante cambio todo mi día, y quizá mi semana, ya no lo
recuerdo, fue hace mucho tiempo. Apareciste para dejarme en ridículo, para
mostrar todas mis carencias, para demostrarle a todo aquel que me rodeaba que
mis capacidades eran muy limitadas y que no era digno de confianza.
Sí, todo eso lo conseguiste tú,
en un instante. Utilizaste tus “poderes” y te marchaste sin más, dejando un reguero
de desconfianza en mis posibilidades que duros semanas.
Aprendí a olvidar, o eso es lo
que creía yo. Después de superar esa experiencia, todo empezó a ir como antes.
Ya me encontraba mejor. Mis sueños volvían a dominar mi vida, podría imaginándome
alcanzando mis metas, cuando de golpe te presenta otra vez. Sin avisar. No lo
entiendo, que problemas tienes con comunicar previamente tu presencia ¿Por qué disfrutas asustando? ¡Hay que ver lo
que te gusta una cara de terror!
Volviste a salirte con la tuya y a
destapar todas mis carencias, a dejar en evidencia mi falta de reflexión y
preparación. Pera esta vez fue mucho más duro. Ya sabía de tu existencia, sabía
a lo que te dedicas, pero creía que tenías cosas más importantes que hacer que
volver a mi vida. Y volviste, para otro instante, previo a otra época de
desolación donde mi autoconcepto descendió a niveles nunca antes imaginados.
Lo superé. Ya sabes lo que se
dice, “el tiempo lo cura todo”, y lo curo, y me dio un regalo. Si el tiempo
también regala. Lo aprendí en aquella situación. Si estas atento el tiempo te
regala continuamente, te regala experiencia.
Fue un presente muy valioso.
Gracias a ella, me di cuenta que tu no apareces en un solo instante. Realmente
tu nunca te vas, estas siempre pendiente para aparecer y dejar tu sello.
Permaneces agazapado, expectante, esperando que mi atención se relaje para
dejarme en evidencia.
Convertí a la experiencia en mi
mejor amiga. No te imaginas el tiempo que dedicamos hablar de ti. Es sorprendente
todo lo que ella sabe de ti. Me enseño muchísimo, me dijo todas las cosas malas
que haces y que me harías. Que eras indestructible, y que tenías una paciencia
infinita para esperar a que mi atención se relajara, y es cuando aprovecharías para
darme en mis entrañas.
Pero mi nueva amiga no solo me
dijo tus cosas malas. En el fondo te aprecia bastante. Me enumero otras buenas,
muy buenas. Me dijo que te encanta llamar la atención, pero que no te lo
tuviera en cuenta. Me comento que eres
el único que me harías crecer. Que gracias a ti podría conseguir desarrollar
mis aptitudes, que apoyándome en ti conseguiré alcanzar objetivos cada vez más
altos. Que aunque no lo pareciera, realmente no tenías mal corazón y que tus
intenciones son buenas. El único problema real que tienes es que te gustan que
las cosas se hagan bien, y que odias la imperfección. Y que cada vez que ves
algo de mala calidad, no lo puedes evitar, tienes que mostrárselo a todo el
mundo. Este es tu único defecto.
“Quien te quiere te hará llorar”.
Que sabio son los refranes. A mí me va
la marcha, porque desde que te deje que entraras mi vida contigo, no he dejado
de disfrutar haciendo cosas, aunque tú estuvieras detrás de mí diciéndome todo
aquello que puedo hacer mal.
Y nos debe ir fenomenal, porque
estoy deseando hacer cosas nuevas para poder volver a verte más a menudo. Y
espero que nuestra chispa no se acabe, creo que vamos por buen camino, ya que
te encuentro más interesante y capaz que nunca.
No sé que me das pero cada vez
que oigo a alguien pronunciar tu nombre: Error,
se me pone una sonrisa en la cara.
Gracias Error, por enseñarme
tanto. Espero que nunca me abandones, porque gracias a ti aprendo cada día.
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