domingo, 18 de agosto de 2013

PREGUNTATÉ Y SOLUCIONA CONFLICTOS

Que extrañas son las relaciones personales. Cada persona las entendemos a nuestra manera, podríamos asegurar que no hay dos relaciones iguales.

No simplemente me refiero a relaciones sentimentales o de pareja, también me refiero a relaciones familiares, a relaciones laborales, a la relación entre amigos. Vamos cualquier tipo de relación que se desarrolle entre dos personas.

Tengo la firme convicción, que los momentos y los lugares especiales, lo son porque en ellos paso “algo” fantástico con alguna persona. Si, lo que le da sentido a nuestra vida es la manera de relacionarnos (o no) con los demás. Y, ¿por qué a veces las cuidamos tan mal? No lo puedo entender.

“Cuanto más sudas en tiempo de paz, menos sangras en tiempo de guerra”.
                                                                                   Lema de los NAVY SEAL

Las relaciones personales, parecen muy caprichosas, cuantas veces nos vemos envueltos en un conflicto con una persona sin darnos cuentas, y hacemos o decimos cosas que no deseamos, lo cual no hace nada más que empeorar la situación. Convirtiendo lo que iba a ser una comunicación normal en una comunicación trascendental que ni una ni otra parte estaba preparada para afrontar, por lo que se da lugar a un conflicto costoso de solucionar.


Esta situación además de nuestras vidas personales, sucede en nuestras vidas profesionales. Con nuestro compañeros, con nuestros jefes, con las personas que tenemos bajo nuestra supervisión. Y dan lugar a conflicto que empeora el entorno de trabajo y que a la empresa le acaba constando mucho dinero, por baja productividad, por dedicar mucho tiempo a la solución de conflictos.

Voy a soltar una afirmación arriesgada… Casi todos los conflictos entre personas vienen por falta de reflexión por alguna parte, y en algunas ocasiones por falta de reflexión de las dos partes. En lugar de la reflexión aparece la improvisación y la imaginación intentando suponer el significado que tiene las palabras y los actos de la otra persona que ahora se convierte en nuestro contrincante.
Sobre este tema, encontré una reflexión muy interesante en un libro de Antonio Moar “Pregunting”, que es totalmente recomendable, y que me gustaría compartir con vosotros. Moar  en este libro defiende la importancia que tiene hacerse buenas preguntas para conseguir un buen desarrollo personal. En esta ocasión rescato un fragmento donde establece 10 preguntas que tienes que hacer sobre el conflicto y sobre tu manera de actuar cuando te encuentras ante la resolución del problema.

1.       ¿Es algo periódico y no algo puntual?
2.       ¿Lo reflexione antes?
3.       ¿Fui oportuno?
4.       ¿Me preocupé de saber si estaba receptivo?
5.       ¿Lo centré en su conducta (no en su persona)?
6.       ¿Hice una descripción de hechos sin evaluar le?
7.       ¿Fui suficientemente específico?
8.       ¿Trabaje sobre el QUÉ, no sobre el POR QUÉ?
9.       ¿Le di un feedback sobre algo que realmente él puede cambiar?
10.    ¿Lo orienté a mejorar y no a descargar?


Si cuando aparece una situación en la que no nos encontramos cómodos con otra personas, tuviéramos en cuenta estas preguntas cuando nos dirigimos a el/ella, seguramente no solo resolveríamos el conflicto, sino que nuestra relación saldría más reforzada.

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