domingo, 9 de febrero de 2014

APRENDE A MENTIRTE

La vida es inherente a la mentira. Da lo mismo de donde procedas, que éticos seas tú y todo aquel que te rodea, tienes que aprender a convivir con ella. Ya que las mentiras van a aparecer.


Ahora bien, creo que la mentira tiene cierto parecido con el colesterol. Si, sé que esto suena un poco extraño. Cualquiera que se haya hecho un análisis, sabe que hay un colesterol bueno y otro malo, y nosotros tenemos que convivir con los dos. Pues bien, a la mentira le pasa exactamente igual, hay mentiras buenas y mentiras malas, y debemos convivir con las dos, pero está en tu mano potenciar las mentiras buenas e intentar radicar las mentiras malas.

“La mentira es un triste sustituto de la verdad, pero es el único que se ha descubierto hasta ahora.”
                                                                                                        Elbert Hubbard


Pero, ¿Qué entendemos por una mentira? Es un embuste o un engaño que no se ajusta a la realidad o a lo que se sabe a ciencia cierta. En fin, con esta definición nos pasamos mintiendo una gran parte del día, pero ahora vayamos al principio.

Desde que nacemos empezamos a mentir. Quien no ha visto a un bebe que “finge” tener tos o llorar para llamar la atención de sus padres. Eso es solo el principio. Porque después la mentira forma parte principal del desarrollo cognitivo del niño en forma de imaginación. Cuando un niño juega se imagina escenarios ficticios, amigos imaginarios, situaciones irreales,… todo aquello que hace que su juego, que es el medio por el que aprenden, sea lo más enriquecedor, estimulante y divertido posible.

Y a partir de aquí, no te engañes (no te mientas) es un no parar, nos mentimos constantemente. Interpretamos nuestra vida sin saber de manera real lo que está sucediendo, y sacamos nuestras propias conjeturas, lo que hace que realicemos una determinada acción o la contraria.  Pero no te asustes, esto es lógico, no lo sabemos todo a ciencia cierta, es imposible, y es aquí donde tenemos interpretar la situación de la mejor manera posible, es decir, nos tenemos que mentir de la mejor manera posible.

Yo lo veo de la siguiente manera. Como ya te comente antes, hay dos tipos de mentiras las buenas y las malas. Y para no utilizar una relación externa, utilicemos las relaciones que tenemos con nosotros mismos (comunicación interna), para poder entenderlas mejor. Por lo cual definiríamos a las mentiras de la siguiente manera:

-          Mentira mala: es aquello que nos decimos, que no tenemos la certeza de que sea cierto, y que nos pone trabas en nuestro desarrollo personal, poniéndonos impedimento en que nuestro nivel de rendimiento y confianza aumente.

-          Mentira buena: es aquello que nos decimos, que no tenemos la certeza de que sea verdad, pero que nos responsabiliza de nuestros actos, y nos coloca en el camino de nuestro desarrollo aumentando así nuestra confianza y el rendimiento.

Después de las definiciones toca mostrar en que formato aparecen en nuestras vidas. La mentira mala viene en forma de excusa, responsabilizando a nuestro entorno y a la suerte de todo aquello que nos pasa. Mientras que la mentira buena, viene en forma de imaginación de situaciones futuras, va acompañada de ilusión y proactividad, es capaz de colocarte en escenarios futuros, y de impulsarte a trazar planes donde aumentaras tu rendimiento para llegar a ellos. Es el mejor combustible para tu motor.

Además, las mentiras tienen una cualidad asombrosa. Si una mentira se repite mucho, se acaba convirtiendo en verdad, así que hay que tener mucha cautela.


Como dice el Doctor House, “todo el mundo miente”.  Hazte un favor, intenta que tu vida se llene de mentiras buenas y lucha por radicar las excusas. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario